Jeffrey Dahmer nació al inicio de la década de los 60. Su niñez transcurrió de manera normal, incluso se podría decir que durante esa etapa de su vida hizo exactamente todas las cosas que lleva a cabo un niño de su edad.
No obstante, al cumplir los seis años de edad, fue intervenido quirúrgicamente con el propósito de extirparle una hernia. No se sabe cuál fue el motivo con exactitud, pero a partir de ese momento, se apreció un cambio notorio en su comportamiento, pasando de ser un niño alegre y travieso, a alguien de personalidad reservada.
Del mismo modo, sus ojos habían perdido la chispa de inocencia y ahora albergaban en su interior un rastro latente de terror.
Tal vez eso también obedeció a que justamente después de su sexto cumpleaños, su familia se mudó a Ohio. Un ejemplo del comportamiento irregular de Dahmer, se puede observar con el simple hecho de que él en vez de estar escuchando y tarareando las canciones de moda, tal como lo hacían sus compañeros de escuela, prefería recoger animales muertos en la carretera.
Otra característica que distinguía a Jeffrey, era que nunca discutía con sus padres, pues prefería evadirse de la realidad. Posteriormente, sus problemas de identidad aumentaron al llegar a la secundaria.
Su historial como estudiante no fue nada extraordinario, de hecho sus notas estaban clasificadas como “promedio”. Vale la pena mencionar que durante esos años se aficionó al consumo de alcohol, debido a que sus padres peleaban constantemente. Esos conflictos ocasionaron que su familia se desintegrara cuando él tenía 18 años.
Decidió quedarse a vivir con su padre, quien al poco tiempo decidió casarse nuevamente. Ya para la época en la que se inscribió en la Universidad del Estado de Ohio, era un alcohólico empedernido. Únicamente permaneció en ese sitio por un año.
No podemos dejar de mencionar que al padre de Jeffrey Dahmer, le molestaba la gente floja que sólo permaneciera en casa leyendo cuentoscortos o bien mirando televisión. Por eso, amenazó a su hijo con lo siguiente: “O consigues un trabajo estable o te unes a la armada”.
El joven eligió la segunda opción, aunque como todo lo demás en su vida, lo terminó abandonando al poco tiempo. Recibió la baja formal en 1981, es decir, dos años después de enrolarse.
Para ese entonces nadie podía suponer que Jeffrey Dahmer tenía serios problemas mentales, eso sin mencionar que no tenía preferencia sexual definida, lo que a menudo le acarreaba problemas.
No obstante, en el verano del 78, invitó a un muchacho de apellido Hicks a su casa, para “beber unas cervezas y pasarla bien”. Cuando su invitado estuvo dispuesto a marcharse, Dahmer lo golpeó fuertemente con una pesa, matándolo al instante.
Lo primero que pasó por su mente para deshacerse del cuerpo fue desmembrarlo, pues así sería más fácil colocar los restos en bolsas separadas. Posteriormente, enterró los restos en un bosque aledaño a su casa. Luego de varios años, regresó a ese sitio, con el propósito de exhumar los restos y así poder destruirlos por completo.
Después de ese incidente, decidió regresar a Wisconsin para vivir con su abuela. De 1982 a 1986, fue un periodo en el que Jeffrey visitó las penitenciarías estatales varias veces. La mayoría de los cargos que se le imputaron estaban vinculados a conductas de tipo sexual.
Luego de cumplir su condena, se reintegró en la sociedad consiguiendo un trabajo en la fábrica de chocolates local. Eso le brindó la posibilidad de mudarse a un modesto departamento en donde podría seguir cometiendo actos dehorror, sin el temor de ser descubierto por su abuela.
Los asesinatos brutales siguieron sucediendo. La forma de atraer a sus víctimas era algo parecido a esto: Invitaba a muchachos a tomar una copa. Por lo general esos chicos eran menores que él, motivo por el cual eran susceptibles de ser engañados. El siguiente paso consistió en persuadirlos para que lo acompañasen a su casa y ahí tener una sesión fotográfica privada.
Una vez en su apartamento, les ponía drogas en la bebida y comenzaba a llevar a cabo rituales de tortura extrema, hasta que finalmente morían. Lo más perverso de todo era que Jeffrey Dahmer se excitaba con los cadáveres. Algunas porciones de esos cuerpos, las almacenaba en grandes neveras para poder comerlas después.
La sed de sangre de Dahmerera ya algo incontrolable. A tal punto que para 1991, la policía logró luego de varias investigaciones determinar que al menos este hombre cometía un asesinato cada siete días.
Eso se supo gracias a que Tracy Edwards, una de sus víctimas, logró escapar y llegar hasta la jefatura de policía. Tracy rápidamente les dijo la ubicación exacta del domicilio de su captor. Cuando llegaron al sitio, el propio Jeffrey les abrió la puerta y los condujo a una de las habitaciones.
Mientras tanto, uno de los oficiales se quedó explorando parte de la casa, hasta que encontró las fotografías incriminatorias y un refrigerador lleno de cabezas humanas. Con toda esa evidencia, las autoridades fácilmente obtuvieron una orden de arresto para Dahmer.
En un primer momento, se le atribuyeron 17 cargos de homicidio al asesino de Milwaukee, aunque después en el transcurso del juicio a este número se le restaron dos víctimas. Dahmer alegó demencia.
Luego del descargo de todas las pruebas, no pasó mucho tiempo para que el jurado emitiera su decisión final.Jeffrey Dahmer era condenado culpable de todos y cada uno de los casos de asesinato.
El castigo que se le impuso fue algo sui generis, pues se determinó que su pena consistiría en purgar 15 cadenas perpetuas consecutivas (algo así como 900 años de prisión).
Al verse perdido, el asesino serial finalmente aceptó sus culpas y pidió perdón tanto Dios como a los familiares de los ultimados.
Durante los primeros años de su condena, se le tenía confinado en el área de delincuentes peligrosos dentro del Instituto Correccional de Wisconsin. Sin embargo, luego se le permitió convivir con otros presos. Dahmer murió a causa de una paliza propinada por otro convicto en noviembre del 94.
Si deseas ver una película que habla sobre este tema, te recomiendo:
Dahmer, El Carnicero de Milwaukee (2002), Color, 101'
Director: David Jacobson
Guión: David Jacobson
Fotografía: Chris Manley
Dirección Artística: Kelley Wright
Reparto: Jeremy Renner (Jeffrey Dahmer), Bruce Davison, Artel Great, Matt Newton, Dion Basco, Kate Williamson, Christina Payano, Sean Blakemore, Julius Branca, David Manis.