En la historia del cine de terror los animales convertidos en monstruos sanguinarios han tenido una presencia constante a lo largo de las décadas. Ya sea porque sus instintos se desatan y buscan venganza contra el ser humano o porque han sido víctimas de algún imaginativo y loco experimento genético o de alguna enfermedad degenerativa que los ha vuelto locos de remate, los bichitos sedientos
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