A rebufo del éxito comercial de productoras como Hammer o Amicus, otros estudios intentaron hacer su particular agosto; partiendo de las bases del gótico más clásico e incorporando elementos tales como el thriller policíaco o el cine negro aderezados con gotas de fantástico o ciencia ficción, ofrecieron al público una serie de películas que ampliaban el panorama del cine de terror británico.
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